acaba en Montauk.
El cielo está de un tópico
que casi se me cae encima.
El cielo está de pelmazo
como yo de plomizo.
El cielo es un delirio
como un frasco de aspirinas
en un estómago vacío.
Del cielo cogeré al vuelo
el rastro de todos los pájaros
y ensamblaré las líneas perdidas.
Son las tres de la mañana.
Es la medianoche demoníaca.
Mañana será mejor que pasado
así que disfrutaré de mañana
antes de que pasen dos días.
Me levantaré temprano.
Iré al mercado por
el carril verde.
Calcularé la
compra
sólo hasta el
último párrafo.
Traficaré con
bicicletas
que suenan a
microondas.
O con microondas
que suenan a
bicicletas.
Qué más da de
todas formas
si da igual de
todos modos.
Cuando se trata de
dar
una pedalada detrás
de otra.
Antes de que el
tiempo pase.
Antes de que acabe
todo.
Tres años en
África
sin una brizna de
hierba.
Sexador de pollos
después de tantas
noches de juerga.
Machacado a
picotazos
en una fábrica de
cera
estampada para
colmenas.
Hace un tiempo
las ideas se
desmelenaban
en mi cabeza
pero ahora que nada
pienso
el pelo se me cae
de
forma descabellada.
Alivio cómico.
Sensación de víspera.
Las palabras son como las hojas, *
cuando abundan *
poco fruto hay entre ellas. *
O bien una sentencia
cuando cae alguna
por su propio peso.
El último sollozo
será en un coche.
Cuando el último cielo
se me caiga encima
como el primero.
Cuando vea arrancadas páginas
en un diario en blanco.
Cuando hagamos
que no nos conocemos
en un vagón de tren
por habernos conocido tanto.
Algo nos sobrevolará
y no dejará ni rastro.
* Versos de Alexander Pope