“Como los erizos, ya sabéis, los hombres
un día sintieron su frío. Y quisieron compartirlo.
Entonces
inventaron el amor. El resultado fue, ya sabéis, como en los erizos. ¿Qué queda de las alegrías y penas del
amor cuando éste desaparece? Nada, o peor que nada;
queda el
recuerdo de un olvido. Y menos mal cuando no lo punza la sombra de
aquellas espinas;
de aquellas espinas, ya sabéis.
Las siguientes páginas son el recuerdo de un olvido.”
Luis Cernuda (Donde habite el olvido)
Dilema
del erizo
“Para
defenderse del frío invernal, los erizos decidieron juntarse los
unos a los otros para calentarse con su propio calor animal, pero, al
acercarse, se pincharon y entonces se alejaron nuevamente; al
alejarse, tuvieron de nuevo frío y se volvieron a acercar para
calentarse, pero se pincharon nuevamente y, una vez más, se
alejaron, buscando alternativas para protegerse del frío y de los
pinchazos.
Todo
esto hasta que, después de varios intentos, los erizos encontraron
la distancia adecuada que les permitía no pincharse, sino
calentarse, es decir, protegerse al mismo tiempo del frío y de los
pinchazos.”