y
en los días apacibles
te
tira de las orejas
si
te sientes libre.
Te
provoca sueño
y
luego recluta mosquitos
una
vez te acuestas.
Y
aunque tú no lo sepas,
cuando
por fin duermes,
te
imagina muerto
y
se pone triste
y
después se ríe
y
al rato te despierta.
Se
llama tormenta
y
habita bajo tu cama.
En
invierno,
cuando
el suelo está helado
cambia
de lado
tus
zapatillas
y
te vuelca el vaso
de
agua
sobre
la mesita.
Pero
lo que no sabes
es
que es ella
la
que te arropa
cuando
en pleno verano
te
despiertas empapado.
Se
llama tormenta
y
te busca citas de amor
imposibles
de eludir
cuando
tu equipo juega.
Sonríe
si te ve en apuros
y
se relame
cuando
llegas tarde
a
cualquier sitio importante.
Es
odiosa.
Y
aunque nadie lo sabe
en
los días tormentosos
la
imaginas muerta
en
un rayo de esperanza
que
ella misma te lanza.
Y
te pones triste.
Y
después te alegras.
Se
llama tormenta
y
nunca te deja solo.
Ni
siquiera en los días de…
Se
llama TORMENTA.
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